الأحد، 5 أكتوبر 2008

Anagrafías



Ana Berta López


Abdul Hadi Sadoun

Algo que no podré olvidar de Abdul Hadi Sadoun es su sonrisa y su actitud de niño que está descubriendo el mundo. Estuvo en San Cristóbal en mayo de 2005 para el II Encuentro Mundial de Poesía. Las lecturas en esa oportunidad se realizaron en el Ateneo del Táchira y fue allí donde lo conocí. Un iraquí nacido el martes trece de agosto de 1968 en la propia Bagdad, esa mítica ciudad de los cuentos, las alfombras voladoras, los sueños y los genios... y mucho de eso tiene este hombre que al día siguiente se maravillaba, en la casona que alberga al Museo del Táchira, del verdor, el sol y el clima, y que se llevó de recuerdo un par de hojas de croto, una planta que le encantó, será por eso que le gusta el amarillo del trigo en verano o el color de una mañana sin preocupaciones.
Habla perfectamente español pues radica hace doce años en España, específicamente en Madrid. En su ciudad natal se graduó de licenciado en filología hispánica en 1992. Es poeta, narrador, hispanista, editor. Desde el año 1997 dirige la revista y publicaciones Alwah, la única revista cultural en lengua árabe en territorio español y está dedicada a las letras árabes, especialmente la literatura del exilio. También es redactor de la revista mensual Amanecer. Conferencista y profesor de literatura árabe y sobre el tema de la presencia árabe en la literatura hispana, en más de un centro académico. Autor de seis libros en lengua árabe, tres en español, y ha traducido ocho textos del castellano al árabe. Afirma no conocer a la musa inspiradora: “Nunca nos hemos encontrado. La única realidad (al menos en mi caso) es contemplar, pensar, esforzar y escribir. La inspiración está en lo de escribir y creer en lo que escribas”, por ende no cree que el camino intelectual se acorta en sí, sino que nosotros elegimos el momento y las circunstancias, además el camino sigue adelante con o sin nosotros.
Afirma que la poesía siempre está en crisis, por eso está adelante, y sigue funcionando, más poesía y más poetas. La poesía muere cuando no existe una huella humana o cuando todos nos convertimos en poetas, en este caso no hace falta escribir poesía. Y cualquier creación literaria es de una élite, ya que no todos creemos en su magia. Pero en todo esto nadie puede imaginar que es un producto de alguien en concreto.
Un hombre de temperamento fogoso dice que la vida misma es una motivación para escribir porque es una lucha diaria a brazo partido con ella, en la que algunas veces estás a salvo y otras muchas más ni Dios te puede dar una mano. “Sin la vida no existe mi trabajo, pero yo no soy de la gente que trabaja para hacerse la vida. Muchas veces pienso de la siguiente manera: es como tratar con un siamés, dos en uno, o uno está hecho en dos. Deben aguantarse el uno al otro”. De él se desprende una enorme sensación de optimismo, desde su sonrisa y sus gestos, hasta el alegre brillo de su mirada. Una persona que aun cuando su alma guarda cicatrices y dolores, como ese constante que es Irak y su tragedia, no deja de ser alegre, vivaz y lleno de optimismo como ya lo dijimos. No sabe describirse a sí mismo pues nunca se lo ha planteado, pero sí se asume como el peor bailarín de la tierra y recuerda que cuando no han querido decírselo de frente le han catalogado de gracioso, lo que obviamente no es lo mismo. Aunque esto no es impedimento para que le guste la música en general pero en especial la tranquila, no aguanta el ruido y su instrumento favorito es el violoncello con ese sonido grave y sereno.
Persona sociable y extrovertida, de conversación fácil, podría suponerse que ame la vida trepidante y que quizá sea la que vive, y por esto es que anhela y busca el sosiego siendo el lugar de sus sueños uno donde haya paz y tranquilidad y esto es lo que a su mente y corazón viene cuando recuerda a su numerosa familia, eso que ya no es su vida. Así como su infancia, a la que califica de mágica “fue todo en mi vida y no creo que encuentre momentos semejantes a los de mi infancia” y es este el lugar al que le gustaría regresar. Siempre hay algo qué escribir, si no es creación literaria es traducir o escribir artículos o reseñas en la prensa, pero sobre todo leer, esa es su faceta diaria, sin hablar desde luego de la tarea diaria de la vida misma. Cuando logra tener un momento de descanso hace como Homero Simpson: marca su territorio en el sofá y cierra los ojos.
Creyente de la reencarnación, no le cambiaría nada a su vida pues quién sabe cómo será la nueva. Será por eso que no planea nada, deja que la vida corra y sus escritos salen cuando tienen que salir, es más ni siquiera tiene una filosofía de vida, podríamos decir que básicamente su filosofía es ir viviendo o, como dijo aquél célebre personaje de una telenovela venezolana: ¡como vaya viniendo, vamos viendo! Pero si tuviera la oportunidad de cambiar y convertirse en otro ser piensa inmediatamente en un tipo de mariposas que vive sólo dos días desde que nace hasta su muerte, en una vida corta, trabajosa y completa. En el aspecto místico Abdul piensa que todo comenzó al revés, por eso él busca el principio, mas aún no distingue la respuesta. De Dios opina: “Existe... y es un gran chamán que nos olvidó desde hace mucho tiempo”.
De gustos sencillos, no tiene una comida favorita y en bebidas le gusta el agua... no lejos del vino. El núcleo de su vida es el amor pero describirlo le resulta tarea difícil pues para él es de dioses y no es un dios.

ليست هناك تعليقات: